AJÍ DULCE MARGARITEÑO, se distingue del resto de sus congéneres por sus variados y enriquecidos sabores y fragancias, casi picante, sin llegar a serlo, con sus variados y atractivos colores, constituye un producto único en el mundo.
Representa un afortunado tesoro regional (y nacional), herencia de nuestros antepasados y responsabilidad de las próximas generaciones para preservarlo, impulsarlo, promoverlo y fomentarlo.
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